martes, 27 de enero de 2009

Era momento de empezar otra vez, dejar todo atrás. Pero era muy difícil, su nombre continuaba apareciendo. En las revistas, los diarios, los créditos de las películas. Un nombre tan poco común como ese ¿Cómo podía ser? No era Matías, Lucas, Martín, Juan, etc, nombres tan comunes que podía aparecer todo el tiempo. Quizás antes ella no se daba cuenta y ese nombre aparecía más a menudo pero ahora, no había un día en el cual no leyera o escuchara su nombre. Necesitaba olvidarlo, era una historia que debía enterrar. Mejor dejarla como un lindo recuerdo, que como una etapa triste como lo fue. Su amiga tenía razón, ella lo estaba idealizando. Creía que él era todo lo que ella quería y necesitaba. Pero ya no era así, él había cambiado, no era el mismo de aquel 28 de Abril. Tenía que dejar de inventar momentos en su cabeza, imaginar que iban caminando juntos por una avenida cantando una canción, de soñar que iban caminando de la mano mientras él fumaba un cigarrillo. Tenía que terminar con eso. Era momento de elegir otro camino, buscar otra persona en la cuál pensar, una que quizás pueda hacerla feliz. No le había servido la frase de "persevera y triunfarás". Esperar nunca le había dado una recompensa. Se había cansado de soñar que algún día podía llegar a ser feliz con él, sabía que eso no sucedería. Pero ¿Cómo hacer? Cada uno que aparecía, así como llegaba se iba, o según ella no podía superar a lo que él era, o mejor dicho, a lo que ella idealizaba de su amor. Sabía que él no era una mala persona, sí, no la amaba. Pero no tenia la culpa de eso, y ella lo sabía muy bien. Así que tomó el consejo de la persona que mejor la conocía: "Se feliz, no te deprimas más, ya fue mucho. Deja de torturarte, déjalo hacer su vida y empezó a hacer la tuya, que todavía te queda mucho". Era fácil decirlo! Tantas veces se había dicho así misma "BASTA!" pero él (¿sin intención?) la volvía a buscar, y ella no podía decir que no. Le costaba demasiado ser orgullosa con él. Frente a cualquier otro era la mujer más orgullosa, pero ante él se volvía débil e ingenua. Las mujeres solemos amar a el que no nos corresponde, al que nunca es el indicado.
Pero ella quería ser feliz, ya había desperdiciado un año de su joven vida enamorada de él. Su cabeza no daba más, estaba llena de ideas, planes, recuerdos y tantas cosas que se quedó dormida en su cama.

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